sábado, 18 de mayo de 2019

De Salamanca a Madrid en bicicleta de montaña



Hace 28 años que voy y vuelvo de Madrid a Salamanca como una vez al mes, lo que mas o menos significa que habré hecho el trayecto ida y vuelta unas 300 veces. Siempre rápidamente, sin paradas, para poder aprovechar el fin de semana y, por tanto, sin apenas disfrutar del viaje.
Este pasado verano tenia unos días libres y mientras estaba decidiendo si volver a hacer un tramo del Camino de Santiago, de la Ruta de la Plata o del Eurovelo 1, de pronto se me encendió una luz en el cerebro y me dije a mi mismo: ¿porque no recorrer el camino entre Salamanca y Madrid?, pero tranquilamente, en bicicleta de montaña, por caminos, saboreando el paisaje y el tiempo.

Rio Tormes
Buscar la ruta en Wikiloc, no fue fácil, de hecho no la encontré, pero si que encontré dos tracks, uno  entre Salamanca y Ávila y otro de Ávila a Madrid. No necesitaba mas, me descargué los tracks, monté las alforjas y empecé a planificar  el viaje.


Decidí tomármelo con calma y hacer el viajecito en cuatro etapas, cada una de unos 60 km (a excepción de de la primera, mas corta) para ir sin prisas y disfrutar del paisaje. Así iría de Salamanca a Peñaranda del Bracamonte, de aquí a Ávila, desde ahí a Valdemaqueda y ya por último a Madrid.
No hace falta ser geógrafo para darse cuenta que las dos primeras etapas transcurrirían por la meseta castellana y las dos ultimas serian a través de las sierras de Avila y Madrid.




Así que dicho y hecho me puse a dar pedales. Empecé la primera parte del recorrido de la primera etapa pegado al río Tormes, con la fresca, alegre  y descansado, podía disfrutar de las buenas vistas al rio. Pasados unos quince o veinte kilómetros, se entra en la estepa cerealista, que ya no se abandona en esta primera etapa y en gran parte de la segunda. Atravesando pues la meseta castellana llegue a Peñaranda, allí comí y tras una bien ganada siesta me dedique a pasear por la ciudad y leer.
Al día siguiente, el camino me llevo por las cercanías del castillo-palacio de Castronuevo, impresionante a pesar de no estar en buen estado de conservación. Luego  mas llanura y mas calor. Poco a poco me fui aproximando a Avila, coroné el pequeño puerto que hay unos kilómetros antes, casi a mediodía con mucho calor, y tras una bajadita técnica llegue a Avila. Comida, siesta y paseo por esa preciosa ciudad.



Un día mas en el camino: salgo de Avila y enseguida se sube el amable puerto del Pilón. Tras coronarlo se llega al paso, a priori, con mas dificultad del viaje: la bajada del puerto hacía Herraldón. Hace honor a su fama: es  muy trialero y, a ratos, se hace mas desmontado que sobre la bicicleta. Pero, en mi opinión, peor es la subida desde el pueblo de Herraldon hacia San Bartolomé de Pinares y, sobre todo, desde ahí a las eras y no por su dificultad (es toda por carretera), sino por sus pendientes que hacen que, al menos servidor, tenga que estar casi tanto tiempo empujando la bici como sobre ella. Una vez lleguemos a las eras y crucemos la carretera se empieza un largo descenso de mas de 25 km (con algunos ascensos, que no sientan nada bien por el cansancio acumulado) hacia Valdemaqueda, durante el cual atravesaremos primero praderas preciosas, luego mágicos robledales y por último un extenso pinar, sin ver ningún rastro de civilización. Todo ello  hace que el esfuerzo previo haya mas que merecido la pena.



Ultimo día, salgo de Valmaqueda en dirección a Zarzalejo. Tras coronar un primer puerto y pasar una zona técnica, ya todo el camino será en suave descenso casi hasta Madrid. Paso por Zarzalejo Estación, Valdemorillo, Villanueva de la Cañada,  por el Parque Regional del Guadarrama y, por fin, tras sortear una incomoda autopista llego al Monte de Boadilla. Casi todo este trayecto de cerca de 40 km se realiza en descenso, por caminos y atravesando dehesas primero de fresnos y luego de encinas. Algo que, a priori en Madrid, parece casi imposible.



Tras haber disfrutado de una gran travesía  en bicicleta de montaña, buscar un paso de la M 40, atravesar las afueras de Madrid y la Casa de Campo, y algo triste por el fin del viaje, llego a mi casa montado sobre la bici, con alforjas. Una gozada

Las Machotas






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